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Diario de una gaita errante

Desventuras de un gaiteiro perdido...

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Viena, demasiadas expectativas

Published noviembre 15, 2013 by gaitavai in Austria,Blog
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Después de una noche en el tren, no demasiado cómoda llegué a Viena a eso de las 8 de la mañana. Me senté en la estación a desayunar y me sentí como un completo extraño, a mi alrededor había unas tres o cuatro  personas que también estaban desayunando… pero con un litro de cerveza (por lo que me contaron después parece ser que las estaciones atraen a los alcohólicos cuando los bares están cerrados).

En Viena me iba a alojar Christine. A Christine la conocí cuando estaba de Erasmus en Dublín y daba clases de música irlandesa para principiantes. Había quedado con ella a las 5 d ella tarde así que tenía bastante tiempo que matar. ejecuté la jugada clásica, oficina de turismo para coger un mapa y a perderse un rato. Viena Todo el mundo me había hablado maravillas de Viena. Es bonita y tiene muchas cosas con encanto pero no es una ciudad que me dejase especialmente impresionado. Eso sí algo que hay que destacar de la ciudad es la elegancia de la arquitectura, en ese aspecto creo que la mejor palabra para describir la ciudad sería majestuosa.
Después de estar caminando un par de horas fui a comprar algo para comer y descansar un rato, caminar con las dos mochilas cansa un poco. Al acabar de comer  me recorrí el Stadpark donde descubrí la estatua de Johan Strauss y el busto de Brückner. Al acabar con en el parque decidí ir dirección casa de Christine, vive cerca del centro a unos 3km así que como no había nada mejor que hacer fui andando y de paso conocí otra parte de la ciudad. Al llegar a la casa, me encontré con Christine y pasé el resto de la tarde noche allí, estaba bastante cansado del tren, no fue lo más cómodo del mundo a lo que se le suma todo el día el movimiento con las mochilas. Nos pasamos un buen rato hablando pero el sueño no tardó en llegar.

El colega Johan...todos se llamaban Johan...

El colega Johan…todos se llamaban Johan…

La mañana siguiente alquilé una bicicleta, se calculas bien los tiempos salen gratis así que estaba bastante bien. La primera media hora fue una lucha continua con la bicicleta para que no me matase, era la primera que utilizaba una bicicleta con freno a contrapedal y el sillín no estaba bien apretado.
Por la mañana me recorrí la zona más alternativa de Viena y me encantó. a lo largo del canal que cruza la ciudad hay un montón de bares, cafeterías, y locales atípicos muy chulos. Todo decorado con grafitis por todas partes incluso hay un par de zonas en las que la gente se junta y montan sus talleres de escultura al aire libre. Supongo que en verano con mejor tiempo tiene que haber una oferta de actividades increíble. Después de recorrerme el canal de arriba abajo tocaba comer. Como el presupuesto empieza a disminuir hay que mantener los costes bajos así que las especialidades locales las probé directamente del supermercado, nada especialmente destacable. Al acabar dejé la bici  un rato y me dediqué a callejear durante un buen rato. La verdad es que no encontré nada que me llamase demasiado la atención, creo que mis expectativas eran demasiado altas. Cuando la caía la noche tomé una vez más la bicicleta para volver a casa previa parada en el supermercado, está noche cocinaba yo, tortilla de patatas otra vez. Yo me encargué de cocina una perfecta tortilla pero para mi sorpresa había postre! sacaron del congelador unos dumplings de fresa (click para la receta) que iban acompañados de pan rallado con mantequilla y azúcar. Estaban cojonudos.

Otra tortilla más para la lista

Otra tortilla más para la lista

La mañana del día siguiente la dediqué a enviar solicitudes de CS y a investigar que medio de transporte era el más barato para seguir viajando. Después de comer, otra vez a la bicicleta y a pasear, esta vez a buscar un sitio en el que tocar. Cuando ya había encontrado el lugar perfecto empezó a llover. La verdad es que a estas alturas creo que me va a pasar a menudo, por la época del año cada día que pueda tocar va a ser un regalo, entre lluvia y frío no sé cuando volveré a tocar.
Después del fallido intento de tocar quedé con Christine para ir a ver el ensayo del coro en el que canta. Lo pasé genial hacía mil años que no estaba en un ensayo de coro. Al acabar volvimos a casa picamos algo y a la cama, a la mañana siguiente tenía que coger el autobús con destino Bratislava.

Próximamente: Bratislava: La Chica de California, El Argentino del Sitar y El Secuestro Galés.

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