Para llegar a Bassano por temas de comunicación con el transporte y fechas tuve que hacer noche en Vicenza. Esa noche me quedé a dormir en el albergue juvenil ya que conseguir Couchsurfing con poca antelación y una sola noche es muy difícil.
Por la mañana tenía que coger un tren a Cittadella y desde allí un autobús a Bassano del Grappa, así que mi visita a Vicenza se limitó al recorrido desde el albergue hasta al estación de tren. Aunque tampoco es que haya muchísimo más que ver.
Llegué al famoso pueblo de Bassano del Grappa, son muchos años escuchando a mi madre y amigos suyos que es muy bonito, ya me tocaba a mi ir a verlo. Al poco tiempo de llegar me encontré con María, que era la persona con la que iba a estar durante mis días por la región.
María es una muy buena amiga que conocí en el Camino de Santiago y como me invitó a visitarla y me pillaba de camino allí fui. Al llegar la esperé en el puente del pueblo y nada más encontrarnos, dejamos las cosas en su casa y nos fuimos a comer. Risotto con porcini!!!… que rico. Al acabar, dimos una vuelta por el pueblo empezando por el instituto en el que da clases, ya veréis las fotos, la biblioteca es un castillo. Durante la visita hubo un momento en el que se empezó a oír un sonido de un instrumento que no podía reconocer así que siguiendo el sonido lo encontramos, era una zampogna! La zampogna es un instrumento primo de la gaita.
Después de pasearnos por todo Bassano María me invitó a cenar la probablemente hasta ahora sea la mejor pizza que me he comido.
A la mañana siguiente tocaba clase. Nos levantamos, desayunamos y al trabajo. Esa mañana me tocaba ponerme en frente de casi noventa alumnos de entre 17-18 años para hablarles sobre mi viaje y sobre mi. Fue muy bien, mucho mejor de lo esperado. No sabía exactamente de que iba a hablar pero fue tan sencillo como contar lo que se me pasó por la cabeza cuando tomé la decisión de viajar y explicar el contexto que la envolvía esa decisión. Después de las charlas fuimos a comer al centro, esta vez acompañados por Petra, una española que lleva en Bassano más de 20 años.
Al acabar la comida cogimos el coche y nos fuimos a Maróstica, un pueblo que está bastante cerca y es precioso. Tiene dos castillos y la plaza principal es un tablero de ajedrez en el que todos los años representan una partida (os dejo el link con la historia http://bit.ly/1hNvjqz). El pueblo es bastante pequeño así que en un par de horas le dimos un buen vistazo. Por la noche fuimos a cenar con unos amigos suyos todos y cada uno de ellos más majo que el otro. Entre interesantes conversaciones y risas acabé tocando la gaita.
La mañana siguiente lo primero que hice fue arreglar la mochila, a pesar de ya tener práctica siempre da un poco de pereza. Una vez estaba todo arreglado, bajamos al pueblo a desayunar y al acabar ¡a tocar!. Me puse a tocar en medio del puente, ya iba siendo hora de volver a sacar unos euros, que nunca vienen de más. Al rato de estar tocando apareció un amigo de María que es periodista y me hizo una entrevista para el periódico Il Giornale de Vicenza, no debería tardar mucho en publicarse. Para el tiempo que estuve tocando se dio muy bien, pero ya era la hora de comer y había que moverse.
Una vez más cogimos el coche y nos acercamos a otro pueblo de los alrededores, esta vez tocaba Asolo. Al inicio del pueblo nos encontramos este letrero » Asolo, uno de los pueblos más bonitos de Italia». El pueblo es bonito, que sea uno de los más bonitos de Italia, tal vez pero como si no hubiese pueblos… El gran defecto que le veo al pueblo es que hay que subir una cuesta bastante larga para poder entrar. Si, vaguearía pura y dura. Fue la misma jugada que en Maróstica, en dos o tres horas lo vimos bastante bien, incluso con allanamiento de propiedad privada incluido. Resulta que nos colamos en los jardines de una casa que antes pertenecía al ayuntamiento porque encontraron unos restos romanos en el jardín, cosas que pasan en Italia cuando te pones a jugar con la palita y el cubo. La casa la habían vendido y ahora era propiedad privada, pero la puerta estaba abierta así que como quien no quiere la cosa nos colamos. En el jardín estaban organizando un concierto y una de las encargadas nos vio y nos pidió que nos largásemos que eso era propiedad privada.
Después de cometer la ilegalidad volvimos a Bassano, ahora ya si para despedirnos, tenía que coger un tren destino San Donà di Piave para visitar a la familia, que no tenían ni idea de que estaba en Italia y menos de que iba a visitarlos.
En esta entrada quiero agradecer a María todo lo que hizo por mi durante mi estancia, me acogió como si fuese mi propia casa y me trató como familia.
Próximamente en tu blog favorito: Fugaz Venecia y La Familia (con el tono de El Padrino queda más dramático)
Deja una respuesta