Milano, Milano, Milano…

Después de dejar a Rafa fui al punto de quedada con la gente que me iba a llevar a Italia. Los dueños del coche eran una pareja, carpintero y monologuista/actriz, muy simpáticos. Para mi gran sorpresa la otra persona que viajaba como pasajero era paisana. Cristina, una chica gallega que venía de estar trabajando en la vendimia y se dirigía a Italia a casa de novio.El viaje se hizo bastante corto, era muy bonito, entre montañas y atravesando pequeños pueblos que parecían abandonados y que resucitaban en temporada de nieve. Entre atalayas, castillos y el paisaje todo pasó muy rápido.

Parada de camino a Milano con la troupe.

Una vez llegamos a Milán estuve dando una vuelta por el centro con Cristina. La intención era ponerme a tocar pero entre lo poco que había visto del centro no encontré ningún lugar que me gustase para tocar así que lo dejé para el siguiente día. Antes de despedirme de Cristina fuimos a comer juntos, deliciosos bocadillos para variar. Una vez me quedé solo acerqué a trabajo del amigo que me iba a acoger. Hacía por lo menos siete años que no veía a Alessandro, que ya son unos cuantos… le iba bastante bien, estaba haciendo lo que le gustaba, actuar. Trabaja en una compañía de teatro de bastante prestigio. Además, tuve la suerte de poder ver un ensayo de la obra que estaban a punto de estrenar Frost/Nixon, muy recomendable aunque me quedé con ganas de ver el final. (Para los que estéis en Italia este es el enlace http://www.elfo.org/stagioni/20132014/frostnixon.html) Después del ensayo fuimos a la casa, sofá cama de los buenos!!! El edificio en el que estaba el apartamento estaba muy chulo, es un tipo de construcción típica de la zona traducido literalmente se llamaría «Casa de vaya». Tras cenar no aguantamos mucho despierto, el estaba cansado del ensayo y yo del viaje y andas todo el día de arriba a abajo con la mochila.

A la mañana siguiente Alessandro llamó a un amigo suyo para que nos explicase como tenía que hacerme la licencia para poder tocar en la calle. Así que, al acabar de comer el se fue a trabajar y yo al centro a la oficina en la que tenia que tramitar el permiso para poder tocar. Buenas y malas noticias, se podía hacer el permiso sin problema y era gratuito, pero la reserva del lugar para tocar se hacía efectiva de un día para el otro así que hasta el día siguiente nada. Así que tocó hacer un poco de turisteo, básicamente visitar la catedral y darme una vuelta por la ciudad. Volví a casa para ver como podía llegar a mi próximo destino de la forma más barata y a dormir que al día siguiente tenía que madrugar, mi primera reserva para tocar empezaba a esa hora. Como reservé a última hora los lugares para tocar quedaba lo peor, pero a pesar de eso quedaba algún lugar interesante que me recomendó la persona que me tramitó la licencia.
El primer lugar era una placita al lado de la universidad. La verdad es que no tenía muchas expectativas pero al final se dio bastante mejor de lo que pensaba.
El segundo lugar para tocar era en una plaza que hay en frente de la bolsa y al mediodía, allí no había ni dios, así que decidí no tocar y guardarme para por la tarde.
El último lugar en el que toqué estaba en una zona bastante turística pero bastante escondido así que la mayor parte del tiempo tocaba para mi y no saqué mucho para todo el tiempo que estuve tocando.Después de estar todo el día tocando llegué reventado a casa así cena y camita.

El último lugar en el que toqué en Milan.

Por la mañana después de desayunar preparé las mochilas y eché una mano a con la limpieza. Esa tarde llegaban la madre y la abuela de Alessandro, y todos sabemos como son las madres y las abuelas con la limpieza…

Con mi amigo Alessandro y su bigote retro para la obra de teatro.

Cuando acabamos nos fuimos comer una pizza y acto seguido a la estación a coger el tren, esta vez, destino Vicenza.