Mi primera parada en Lithuania fue en Vilnius. Antes incluso de llegar a la ciudad ya tenía ganas de volver a Lituania, los paisajes que se ven desde el autobús son increíbles, bosque y mas bosques, precioso. No logré encontrar a nadie de Couchsurfing que me alojase así que tocaba albergue. Llegué al albergue con relativa facilidad y una vez me dejé mis cosas en la habitación salí en busca de un mapa y un supermercado.
Eran las cinco de la tarde y ya había oscurecido. Logré encontrar todo lo que buscaba así que volví al albergue me preparé la cena descansé un rato y más tarde por la noche salí a dar una vuelta. No sé si debería haber salido porque casi me vuelvo con una dislocación de cuello, cada dos segundos me enamoraba, era exagerado. Debería estar prohibido que hubiese tan belleza por la calle. Tras un par de horas deambulando por las calles de Vilnius y para evitar una tortícolis volví al albergue.
A la mañana siguiente después de desayunar me uní a un tour guiado bastante alternativo por la ciudad. En el tour conocí a un gallego que estaba en Vilnius para asistir a unas jornadas de networking para buscar partners para proyectos Leonardo. En este tour vi por primera vez a una pareja de australianos que me volvería a encontrar más adelante en mi viaje. La mejor parte del tour fue la visita a la República de Uzupis. Una «república» ficticia creada dentro de la ciudad por artistas, en resumen es un barrio bohemio que tiene incluso su propia constitución y ejército de artistas que conducen tractores. El barrio está lleno de obras de arte y señales de tráfico graciosas, echad un vistazo a las fotos. Durante la visita también nos hablaron sobre el alcalde de Vilnius que al parecer es todo un personaje, en el anuncio de su última campaña aparecía el montado en un tanque destrozando coches que estaban mal aparcados, el hombre se mueve en segway por la ciudad, todo un crack.
Al acabar el tour quedé dando una vuelta por el centro con guía, Ema. Me estuvo contando su experiencia en la India, acababa de volver de un ashram en Kerala en que se había pasado un mes en total silencio. Me dio un par de contactos por si quería ir por allí.
Al volver al albergue conocí a Taras un chaval ucraniano que había aprovechado un viaje de trabajo a Minsk para saltar hasta Vilnius y visitar la ciudad. Después de cenar salí a dar una vuelta con el para enseñarle Uzupis, a él no le había dado tiempo de visitar mucho.
Lo mejor de la noche fue al volver al albergue. Nos sentamos con una chica china en la zona común y nos empezó a enseñar frasecillas en chino así que Taras y yo hicimos lo mismo en nuestros respectivos idiomas.
La chica china estaba de fin de semana en Vilnius, se llamaba Renee y estaba de intercambio en Tallinn durante un semestre en china estudia en la universidad de Shanghai (no me acuerdo en cual). Así que ya tenía un contacto para que me enseñase Tallinn, genial!
Estuvimos rajando un buen rato sobre temas varios.
A la mañana siguiente yo tenía que coger un tren con destino Siauliai donde me esperaba Ieva, la novia de un amigo.
Al llegar me estaba esperando en la estación y nos fuimos directamente a su casa en taxi, lo que fue bastante cómodo. Al llegar su madre nos estaba esperando con comida, mejor recepción imposible. Ahí probé por primera vez borsch, una sopa de remolacha, que a partir de ahora será mi sopa favorita. Estuvimos todo el día en la casa, yo me lo pasé jugando con Leah que esta tremenda para tener 8 meses, no sé que le dan de comer. Por la noche (las 7 de la tarde) fuimos a jugar a los bolos con unos amigos de Ieva, perdí de manera bastante penosa.
Al volver a casa averigüé que bus y a que hora lo tenía que coger para poder ir a la colina de las cruces.
A la mañana siguiente a las siete estaba en pié para desayunar ir al centro y localizar el autobús, no llegué a coger el primero así que tuve un rato para darme una vuelta alrededor de la estación.
Al coger el autobús el conductor me vio cara de guiri y me dijo con señas que me avisaría en la parada y así fue. Era tiempo era un tanto fantasmagórico, de película de terror, mucha niebla y a lo lejos una colina plagada de cruces difuminada por la bruma. La verdad es que la sensación al ver la colina es un tanto extraña la última estimación de la cantidad de cruces que hay la hicieron hace un par de años y era de más de 100.000. A parte de darle mil vueltas a los caminitos entre la colina para ver miles y miles de cruces no hay mucho más que hacer así que en una hora y poco ya tenía todo listo para volver.
Cuando regresé al pueblo fui a comprar un par de cosas para la cena de esa noche, cocinaba yo!…que raro. El menú una tortilla y mi ensalada de rúcula con granada. Durante la cena celebramos los 8 meses de Leah con tarta y todo.
Al acabar el padre de Ieva me dio una pequeña clase de ruso, bastante graciosa ya que el solo habla lituano y ruso así que lo de comunicarnos estaba bastante difícil.
Cunachi dice
Cada vivencia,es un relato, seria un libro. Sentir los lazos de la verdadera amistad a tantos kilometros lejos de casa es un regalo.Pero me da , que cada persona, que cada casa, en la que estuviste dejas sembrada tu esencia.