Después de perder el autobús en Riga tomé el siguiente que llegaba a Tallinn a las 14.30. A las 15 había quedado con Renee, la chica china que conocí en Vilnius.
Nada mas llegar a Tallinn me fui a buscar el albergue, fue un poco difícil encontrarlo porque el número de edificio en la web estaba mal y además no había ningún cartel señalando que hay había un albergue. Llamé a la recepción y conseguí entrar, había pasado por en frente unas 3 veces sin darme cuenta… El albergue era un caos, el check-in lo hacías en el bar que había dentro del albergue, además de eso tampoco tenían mis detalles, pero bueno lo más importante es que tenía cama y estaba limpio.
Al acabar en la recepción Renee se acercó a buscarme. Dimos una vuelta por el centro, que es bastante pequeño pero muy chulo totalmente medieval. Después de pasear durante un rato y de que un tipo en intentase vender cd’s de mil estilos de música de grupos que el «representaba» fuimos a cenar algo yo no había comido en todo el día y me estaba muriendo de hambre (aunque sabéis que eso es imposible para mi, tengo mucho que consumir). Me llevó a un lugar al que prácticamente sólo van estudiantes por lo barato que es y la especialidad eran tortitas (de «itas» tenía poco ya que eran más grandes que muchas pizzas que he visto). Estaban cojonudas, además las acompañamos de un poco de pan de ajo con queso mmm..
Poco después de cenar Renee se fue y yo volví al albergue para descansar. Al poco de llegar al albergue me enviaron un mensaje Shane y Dominique (los australianos) así que salimos a tomar algo y a dar una vuelta por centro, nos volvimos temprano a nuestros respectivos albergues ya que a la mañana siguiente ellos se iban a pasar el día a Helsinki (a mí se me iba se presupuesto).
El día siguiente lo dediqué a perderme todo el día por el centro, recorriendo callejones. Ese día también intenté tocar en la calle, la verdad es que el ambiente era propicio, el problema es que no había ningún otro músico en la calle así que duré poco tocando, además hacía algo de fresquito y los dedos no se movían a gusto.
La mañana siguiente hice un tour guiado por el centro para tener algo de idea de la historia de la ciudad. Después del tour regresé al albergue para preparar la mochila y los bártulos ya que esa noche tenía el autobús a St. Petesburgo. Al acabar me volví a ver con Shane y Dominique para ir a visitar un mercado de cosas de segunda mano en el que te podías encontrar todo tipo de artilugios de la época comunista y de la segunda guerra mundial además de un carro lleno de ajos.
Al atardecer subimos a la colina que hay en el medio de la ciudad para ver como el sol se ocultaba y ya de paso pues tocar un par de piezas, la puesta era muy bonita y me había quedado con ganas de tocar más.
Cuando acabé de tocar una pareja se me acercó para preguntarme sobre el instrumento. Se llamaban Anton y María, el de St. Petesburgo y ella de Kazajstan. Inmediatamente les dije que ellos iban a ser mis guías en St. Petesburgo, no les di opción pero tampoco pareció importarles. De hecho nos fuimos a tomar algo los cinco juntos y acabamos jugando a un juego de cartas en ruso. Lo pasamos genial además teníamos tiempo que matar. Eran muy simpáticos y esa misma noche ya acordamos que día quedar y donde.
Al poco rato de acabar la partida nos despedimos de los rusos y nos fuimos a la estación a esperar al autobús. Le viaje fue bastante bien, un poco bordes en la frontera estonia pero sorprendentemente rápidos en la rusa, de hecho acabamos tan rápido en la frontera que llegamos a St.Petesburgo dos horas antes de lo previsto.
Alfonso dice
Me encanta leer tus andanzas, pero me canso de imaginarme yo en esas situaciones: pateando horas, buscando sitios, trámites ‘burrocráticos’, durmiendo en el autobús… Pero tú puedes. Te seguiré siguiendo 😉 . Disfruta! Ah! Por cierto, dónde pasarás las fiestas navideñas?
Miguel Angel (Flequi) dice
Te estás haciendo con los rusos, los estonios, kazajastanies y todo vicho viviente que se cruza en tu camino. ¡Qué buen gallego eres carallo!, jajajajjaja