La vida en estas zonas empieza temprano y llena de mierda, literalmente. La primera faena del día es recoger las heces de los animales y apilarlas juntas. Las únicas que separan son las de caballo ya que las utilizan para la estufa/cocina que tienen dentro de la ger. El desayuno fue a base de un pseudoqueso, el obligatorio té con leche y unos dados de leche prensada que estaban más duros que una piedra.
Retomamos nuestra ruta de «carretera», esta vez el destino era el Lago Blanco. Fue un día de carretera muy largo, unas 8 horas. A pesar de estar mucho tiempo dentro de la furgoneta los paisajes que observábamos eran increíbles
Pasamos de estar en una zona semidesértica a otra llena de cañones, montañas volcánicas y praderas. Los colores que predominaban era los amarillos, marrones y negros. Todo estaba seco, hay que tener en cuenta que fuera estábamos a -15 durante el mediodía. Cada vez que miraba por la ventana y veía las llanuras secas rodeadas de montañas y en lo único que podía pensar era en Rohan, la banda sonora no paraba de sonar en mi cabeza.
A medida que nos aproximábamos al Lago Blanco también pudimos observar como iba cambiando el clima, de repente volvíamos a tener nieve por todas partes. Para poder acceder al lago había que subir un par de montañas con la furgoneta. Bénditos rusos! Tecnología punta del año de la pera! Eso si la furgoneta patinaba cada dos por tres, olía a gasolina y sonaba como si fuese a explotar. Pero subió! Al llegar a la cima se podían kilómetros y kilómetros de lago congelado.
Cómo llegamos bastante tarde a penas tuvimos tiempo de acercarnos a la orilla. Había que cocinar y arreglar las cosas antes de que oscureciese totalmente (sobra decir que no teníamos corriente) y sólo teníamos un par de velas.
Al acabar de cenar salimos a ver el anochecer… una vez más increíble, el cielo sangraba mil colores entre rojos, rosas y naranjas. A medida que la noche caía sobre nosotros también lo hacía la temperatura, y de manera drástica. Tengamos en cuenta que el lago que estaba en frente de nosotros estaba cubierto por una capa de hielo de como mínimo metro y medio.
Finalmente era de noche y el cielo estaba completamente estrellado. Las estrellas se podían ver con una claridad de la que no podría disfrutar en mucho tiempo.
A la mañana siguiente,Yagá nos llevó de paseo. La primera parada fue en una zona de cuevas para hacer espeleología, pero el tiempo no acompañaba y tampoco teníamos el equipo así que no nos paramos mucho tiempo.
La segunda parada fue un poco más larga, está vez otra zona de cuevas pero más grandes.
La tercera parada del día fue la buena. Yagá nos dejó a lo pies de un volcán (inactivo) y subimos hasta el cráter. Era una pasada. El mejor momento fue cuando nada más llegar al borde del cráter una pareja de águilas se pasó un rato sobrevolando el cráter.Yo en un arrebato musical decidí poner a tocar la gaita…al parecer era lo suficiente idiota como para olvidarme del frío que hacía y de que cada vez que movía uno de los dedos era como recibir una puñalada. Al poco tiempo la gaita se puso en mi contra y me dijo «Hace mucho frío así que voy a desafinarme hasta que no lo puedas soportar»…lo logró. Tras mi patético intento de pasar un buen rato tocando volvimos a la ger.
Comimos y descansamos un rato, pero tampoco mucho, la noche caía muy rápido. La tarde la dedicamos a andar sobre el lago congelado. Al principio íbamos con bastante miedo de que el hielo se quebrase y nos convirtiésemos en cubitos de hielo humanos, pero para nada. Según avanzábamos se podían ver grietas verticales y se podía apreciar el grosor de la capa de hielo que a ojo era más de metro y medio. Ya sin miedo nos dedicamos a hacer el idiota y deslizarnos por el hielo, caernos y a «hacer que patinábamos». Después de pasar un buen rato haciendo el idiota volvimos al orilla y observamos el atardecer, el cielo sangraba, fue precioso.
A la mañana siguiente retomamos ruta, esta vez paramos en un pueblo por el que anteriormente habíamos pasado de largo.
No había mucho que hacer y además, llegamos cuando ya atardecía. El reto del día fue cocinar la cena con una carne seca de yak que nos habían regalado. Estaba muy seca tanto que si la picabas mucho se hacía polvo. Logré sacar algo decente porque tal cual nos la dieron no se la comía ni Chuck Norris.
Cunachi dice
La emoción que siento cuando cierro los ojos y te veo en ese lugar,es impresionante… te quiero.
Alfonso dice
Estás viviendo más historias en un año que el común de los mortales en toda una vida. Es un verdadero gustazo leerte. Cuánto me alegro de que esté saliendo todo tan bien…. a pesar del cansancio, fríos, etc… Cuídate mucho. Un abrazo.
Lo zio Pedro dice
Buena la de Chuck Norris, esta buena… y China??